Líneas
Por: José Ma. Narváez Ramírez
Dicen que bastan 30 gramos de cacahuates
para proveer al organismo de vitaminas E y B3, y que tiene la misma cantidad de
proteína que un huevo de gallina, sirve para fortalecer al corazón previniendo
complicaciones cardiovasculares, igualmente ayuda a combatir el cáncer y
trata los síntomas de hiperplasia prostática
benigna, entre otros beneficios. No contiene glucosa ni colesterol…
Esta
planta anual de la familia de las fabáceas, conocidas como leguminosas, produce
frutos o semillas muy apreciadas en gastronomía.
Allá
en mi pueblo de banquetas viejas (Santiago Ixcuintla) fueron cultivadas por don
Benito Sevilla y su esposa, ayudados por la chorcha de hijos que tuvieron, y
que fueron creados a base del maní o cacahuate, que vendía el progenitor por
las calles con el grito de “Háganle ruido a las uñas… doradito”… y los chavalos
se colocaban en las esquinas céntricas del poblado y los expendían en
montoncitos de a veinte centavos cada uno.
Ya
he contado esta historia en artículos anteriores, pero cada día aprende uno más
de este fruto sembrado por los agricultores desde hace más de 7,000 años. Su
siembra inicia a finales de la primavera y es cultivado a fines del otoño. Es
comercializado en crema o mantequilla de maní y aceites… se usa para elaborar
el pipián rojo y el mole poblano.
Excelente
en la presentación de botanas: salados, japoneses, garapiñados, enchilados…
También utilizados en la elaboración de palanquetas, pepitorias, atoles, galletas
y mazapanes.
La
familia Sevilla, emigró a la capital porque dos de sus hijos trabajaron con el
español apodado “Mañico” ahí en la subida de “El Rebaje” y éste al notar el
alto coeficiente de aprendizaje que tenían al desarrollar la labor de
reparación de sinfonolas y algunos aparatos de televisión y radio, le hizo
saber a sus papás de esto hablándoles de la conveniencia de partir a la ciudad
de México para inscribirlos en el Instituto Politécnico Nacional y, haciendo un
gran sacrificio iniciaron el despegue poco a poco hasta lograr radicar en una
de las populosas colonias de la gran urbe… donde don Benito hizo más famoso su
grito…
Lo
demás es de todos sabido, cuatro de los hijos de don Benito Sevilla se
graduaron de ingenieros en electrónica, aprendieron el idioma japonés porque
ese era el utilizado por los técnicos; y los demás por ahí se acomodaron en
diferentes firmas –todas relacionadas con esa carrera- quedándose Quico en esta
ciudad de Ixcuintla, al frente de un taller de radiotécnica, y hasta le fecha
aquí ha formado una nueva familia. Pero todo se debe, según cuenta la historia,
al consumo de cacahuates que esta gente hacía, pero sin combinarla con las
bebidas embriagantes.
Acá
en Tepic, en el Café Cafeto, por ahí cerca de la Presidencia , existe un grupo de amigos –entre sorbos del
aromático- casi todos los días disfruta de los cacahuates que uno de los
miembros (por cierto dentista jubilado y cuyo nombre lleva entremedio una y
griega en lugar de la i latina) de este clan, aporta con desinterés y a
sabiendas que su consumo es de beneficio para la salud de todos. Cada vez que
llega a la mesa preferida, saca su bolsita de cacahuates y la pone a disposición
de la “selecta concurrencia” que en unos cuantos minutos da cuenta del rico
contenido energético y vitamínico, mientras se desarrolla una interesante
plática de ameno interés –dada la inteligencia que este fruto les proporciona-,
además de que es un excelente expulsor de gases… aunque asegura uno de los
integrantes del grupo, que este alimento no causa meteorismo en absoluto,
cuando se ingiere por las mañanas, no siendo así cuando se come en la noche…
Control…
Señores… Control… Por sí o por no, si usted tiene dudas del escándalo que
pudieran provocar los cacahuates –al igual que los frijoles, que algo tienen
por el ruido que causan a la salida…- lo mejor es abstenerse… ¡Provecho!
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