C O N V O C A T O R I A VI Concurso de Oratoria Juan Escutia

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jueves, 15 de enero de 2015

El Prof. Fernando Velázquez Arellano: Un talento matemático nayarita

Líneas
Por: José Ma. Narváez Ramírez


Tercera Parte.
        
         “En efecto, manda construir la barda de la escuela, de 70 por 70, y en esa misma semana me habla y me dice: Profesor, pase usted a la secretaría a recoger su cheque… Usted también tiene derecho a gozar de ese premio.
         Estos son los mejores recuerdos que tengo. En esto de la trayectoria de mi vida pues hemos tenido experiencias muy halagadoras, por ejemplo, una fue que estando el gobierno construyendo de terracería la carretera, pues estaba muy bonita pero era de ese material simple, y ya se iban a retirar las máquinas y le dije al presidente del ejido: (al señor Francisco Torres, que en paz descanse), Oiga Pancho, ya se van a llevar las máquinas, ¿no van a pavimentar?
         -Pos sabe- me contestó, -a mi me dijeron que sí pero ya se van… En esos momentos le dije a Pancho: Me puede usted firmar un papel donde pide la pavimentación de la carretera.
         Le hice varios oficios, entre ellos para la Maestra María Eugenia Jiménez y a varios diputados del PRI, que no recuerdo quiénes eran. Me fui a México con los papeles, que entregué en la Cámara de Diputados, y a los 15 o 20 días vino la respuesta: Me fueron a visitar a la escuela y me dijeron, el problema de la carretera está resuelto, dentro de unas cuantas horas van a empezar ya a pavimentar…
         También otra de las experiencias, ahí en el ejido pues nunca hay agua, y por un pedacito de terreno les pedían hasta un millón de pesos por permitirles sacar agua de ese terreno,  y pues el ejido no está para eso, la gente no tiene ese dinero… Yo tenía dos alumnos que me habían platicado que ellos buscaban dónde había agua y les dije que no creía en esas gentes, que eran charlatanes…
Esas investigaciones, los señores son empíricos, lo hacen con horqueta de guayabo. Un día me cayeron a la escuela el padre de uno de ellos, que iban de aquí de Tepic, a estudiar allá; que por cierto ya habían sido corridos de un colegio, del Colegio México porque no los podían controlar. El señor estaba muy contento con la enseñanza que se le estaba dando a su hijo allá en San Andrés, llevó al señor este, al empírico, a hacer un estudio para ver dónde había agua; la escuela tiene un terreno, una parcelita, y los llevé a ella (porque esa era la solución para que el pueblo tuviera agua.) Y me dijo –pulsando las varitas- mire profe, aquí en este terreno hay agua… Usted puede probarlo, mire pruébelo. Yo hice el experimento y efectivamente con las horquetas de guayaba se le doblan a uno las manos y en efecto se van doblando por un efecto magnético, un efecto eléctrico… y le dije que les iba a regalar el terreno para que les dieran el líquido vital a los pobladores de San Andrés.
Cuando íbamos en la carretera le dije a ver párate aquí, aquí también hay agua… sacamos la horquetas y me dijo en este terreno pasa un río, aquí hay muchísima agua, pruébalo profe… Y probé con las horquetas, y casi me torcían las manos. Llegando a Tepic, como a las cuatro de la tarde, le hablé a la esposa del dueño del terreno y le dije: Oiga doña Gila, encontramos agua en su terreno, ¿nos regala un pedazo de él para hacer ahí el pozo?
El que quiera, profe, el que quiera. Oiga ¿y su marido. Déjemelo a mí. Al día siguiente fui al rancho y le pregunté a doña Gila que si estábamos en lo dicho. En lo dicho estamos, con tal de que haya agua para el pueblo ahí que se haga…
Ahorita el pueblo tiene una cantidad de agua enorme, con ese pozo artesiano. Y también hemos tenido desgracias, como la que le sucedió a los indígenas, cañeros, en Camichín de Jauja, donde murieron como unos cinco, ya eran casi las ocho de la noche cuando me entero de esa tragedia… Voy al hospital veo a los indígenas tirados, algunos heridos y me dijeron que los muertos no estaban ahí están en otra parte… Los dolientes me pidieron auxilio y me fui a mi casa a traer un cheque para ayudarlos… En el camino me encuentro a la Lic. Rocío Flores, y me hizo saber que en esos casos había que hablarle a una tal Lupita, que era secretaria de Ney… Me identifiqué con aquella señora y le dije que solamente tenía mi cheque, que no sabía si me alcanzaba para dar el enganche, son como cinco mil pesos… La señora Lupita habló con Ney y me dijo que las cajas estaban pagadas…
Hay niños que no tiene medios para estudiar, y nosotros los ayudamos. Y creo que en lo personal, estoy contento con mi vocación porque he tratado de ser congruente, con lo que pienso y hago y estoy seguro de que jamás le voy a pagar al pueblo y a la Secretaría de Educación Pública, lo que hicieron por mí, porque fui un niño consentido de dicha secretaría, estuve becado, nuca me cobraron en la escuela, estuve en las mejores escuelas del país, tuve buenos maestros y además tengo hasta trabajo, la misma secretaría me dio para comer. Y CREO QUE LA SATISFACCIÓN VENDRÁ DESPUÉS DE LA MUERTE. AUNQUE TENGO MIS 32 AÑOS TRABAJANDO, NO PIENSO RENUNCIAR A MI TRABAJO NI PIENSO JUBILARME”.

(FOTOS: PERIODISTA Y FOTÓGRAFO: ÁNGEL CARVAJAL AGUILAR).

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