lunes, 7 de octubre de 2013

Un gobernador sacándole al parche


Por: José Ma. Narváez Ramírez



Según las normas que rigen el comportamiento de un general, se establece que debe coordinar las batallas desde su mesa de trabajo, de estrategias, de análisis junto con sus colaboradores para aplicarlas posteriormente conforme a lo establecido, no sacándole la vuelta a la propia lucha; porque sucede que aquí en nuestro suelo está de moda andar a caballo por terrenos de la sierra o por aquí cerca, mientras se declara a los medios que todo anda perfectamente y que se le está ganando la batalla “viejo y en la puerta” a los problemas y necesidades que abaten a nuestra gente. Solamente los reyes abandonaron su pueblo para ir a pelear en tiempo de las cruzadas.
         Se dice que los viajes al centro de la república son para traer paquetes de dinero etiquetado para las “grandes obras” que nunca ven ni verán los ojos de nuestro pueblo, y si se  hacen, son para explotarlo –como por ejemplo el centro de convenciones amparado en nuestros charros.
         Porque, dígame usted, ¿dónde está el dinero que se necesita para reparar las calles de las principales ciudades del estado? (Nada más para citar un caso de necesidad). Especialmente de la capital nayarita, que desde hace muchos años se encuentran embachadas, abandonadas, olvidadas… Pésimamente iluminadas, sucias y encharcadas por motivo de las fugas del agua entubada, causando lamentables e innecesarios accidentes y graves malestares tanto a los conductores de vehículos como a  los peatones.
Recordamos aquel tiempo en que se pretendió establecer que los propietarios de taxis y de autobuses urbanos y foráneos cubrieran un impuesto especial por hacer uso de las calles de la ciudad, pero pronto se aplacaron las autoridades porque se dice que fueron compradas, tal y como en la actualidad sucede con estos pulpos camioneros, comberos y sitieros.
El Gobierno nayarita tiene su sede en Tepic, así que el gobernador no tiene que trasladarse a Huajicori o a la Riviera Nayarit a ver qué hace falta, (SÓLO EN CASOS DE FUERZA MAYOR) sino que se ocupe de visitar las colonias tepiqueñas para darse cuenta de las graves anomalías que se suceden a diario, a los mercados municipales –a los que no va desde que anduvo de candidato a presidente municipal y dejó temblando las arcas que ahora ayuda a medio llenar con dinero del estado-, pero que no acepta porque hoy es la principal autoridad estatal, por eso le ayuda al cabildo a restañar viejas heridas, que no han logrado sanar y ni sanarán mientras siga sacándole al parche pretendiendo ignorar la situación y yéndose por las ramas a buscar las promesas de todos los días: “en el campo está la solución”… “se avizora una etapa de gran desarrollo en el renglón rural de la entidad”… ¿Pero cómo están realmente nuestros agricultores y la gente que depende de ellos?
Entonces ¿para qué jijos de la jijurria tiene a los presidentes municipales, a los coordinadores, a los delegados y a un ejército de funcionarios de “la clase wevonera”?… Y bien maiceados… algunos muy bien “afianzados” que han entrado a las listas de los nuevos millonarios, mientras los que les pagan con sus impuestos están próximos a morir como el venadito de la Loma, de inanición.
No es utilizando voceros de pacotilla de esos que dicen “lo que usted mande patroncito” o “dizque periodistas agachones” o “comentaristas maiceados” QUE NOS CALIFICAN DE LOS MALOS DE LA PELÍCULA. Piensen señores, no nos une el “orgullo” ni la “historia” que está haciendo en el presente este gobernador engañador de la gente unido a su caterva de empleados que también tienen culpa en este enredo que tanto está dañando al pueblo. Hay que hacer que el mandatario se acerque a la gente y le de la cara, en su escritorio abandonado en el Palacio de Gobierno, que no se escude en que fuera de el se hacen las cosas, podría ocuparse un tiempo en andar “pidiendo chichi” al gobierno federal porque no les ajusta lo que hay en las arcas, pero que no abandonen la plaza cuando deberían partirse el alma por la gente palpando sus necesidades y viviendo sus carencias.
Señor Roberto: Cada quien escoge su estilo para desempeñar este puesto importante, solamente que las gentes –las más necesitadas, no los de clase media y alta que lo rodean- ocupan verle la cara en su oficina, para plantearle sus problemas y buscar soluciones, no esperanzas ni promesas. De todos los que van diariamente a Palacio a cumplir con sus obligaciones, no hay uno que les arregle sus asuntos.
Control… Señores… Control… Estamos seguros de que más “sacarían” los dueños de los medios si se inclinaran por informar la situación real de la ciudadanía, que vendiéndose… Porque los nayaritas ya no se la creen muy fácilmente, y estamos a tiempo de recuperar espacios, aunque se piense que sería pérdida precisamente de tiempo y de y dinero. Vale más el fortalecimiento de nuestra gente que mantenerla agachando la cabeza y sufriendo un dolor que no merece… Y escuchando la voz de la mentira y la falsedad cubierta con la careta del engaño, como hacen sus voceros. 


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