miércoles, 2 de abril de 2014

El Tío Nico y Una Visión en el Equinoccio de Primavera.

Por: Lorena Meza Reyes.

Mira sobrina, hoy no hay protocolo de saludo, solo siéntate y escúchame atenta por favor.

El  equinoccio de primavera  se registro el jueves 20 de Marzo justo a las 10.57 horas, así que desde temprana hora llegue a Teotihuacan,  vestido de blanco y con mi paño rojo alrededor del cuello.


Disfrute de rituales, danzas, ceremonias en especial la del encendido del fuego nuevo, conviví con indígenas matlatzincas, otomíes, mazahuas, nàhuas y tlahicas. Mucha buena vibra, todo el mundo recargando la batería y dejando aparte el stress mundano que nos aleja de la realidad vital, del agradecimiento al viento, a la madre tierra, al sol, a nuestra hermana agua,  el valorar lo sustentable, lo real y palpable.

Fue una buena experiencia, tenían un operativo que para que te cuente, no me dejaron meter mis envoltorios para mi ceremonia particular, Así que me fui con unos matlatzincas y con ellos seguí  entre ceremonia y celebración, un tequila, una fumadita de hiervas que te hacen ver el futuro, en fin fue un éxtasis, pero … dentro de este éxtasis me llegaron visiones, esas que luego se me hacen realidad tan frecuentemente; en ellas estaba un caballo blanco, percherón, bonito el canijo,  que corría entre el campo, libre galopando feliz,

 pero donde sale un hombre mal encarado, queriendo domar a esta bestia tan hermosa, le tiraba cuartazos por doquier, lo jalaba de su melena intentando someterlo, pronto se vio llegar un León, que desde una roca grande y alta veía la lucha entre el hombre y aquel hermoso caballo. Parecía  que esperaba al perdedor para devorarlo, vigilante, acechante, pero en ese momento justamente apareció, un gran rinoceronte que corría veloz a envestir al caballo y al fracasado domador, el que al verse en peligro por el trió de animales no pudo más que correr, mientras que el caballo cansado por la lucha, tomaba aire y esperaba la envestida de aquel que venía sobre él,  al parecer ya fatigado, esperaba el fin,  justo entonces el León se abalanzó.


En mi pensamiento agradecía que ese enorme animal hubiera corrido al hombre, pero ahora era seguro que entre el león y el rinoceronte matarían aquel hermoso ejemplar equino, sin embargo mi asombro fue tal al ver que el león se abalanzo sobre el rinoceronte, y lo devoro evitando que tocara al caballo.

Desde el equinoccio busqué el significado de la visión  preguntando a los  matlatzincas, un anciano me dijo,  es la contienda por la vida, por la libertad, por sobreponerse, el más débil sobre el más fuerte, y cuando el más feroz, demuestra que el espíritu del uno, es mucho más grande y pesado que el cuerpo del otro.


Ahora amigo huichol te toca llevarlo a tu vivir. Sigo pensando en la aplicación de esta visión, pero pronto la tendré y te contaré.

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