Líneas
Por: José
Ma. Narváez Ramírez
El río revuelto que amenaza con
inundar al estado otrora calmo y sin alteraciones fuera de las normales,
convierte al asunto politiquero en que se envuelve Nayarit, en un saco de falacias,
envidias, traiciones y corruptelas que revelan desunión y falta absoluta de
participación ciudadana, cuando debería haber congruencia y unidad partidaria,
como lo pregona el PRI sin resultados firmes y verdaderos. Como lo afirman el
PRD y el PAN, mientras se debaten en fingidas alianzas que no convencen al
pueblo. Estando las contiendas electorales a la vuelta de la esquina.
Al
parecer nada vale pregonar que el partido aplanadora se llevará “carro
completo” o que los demás “segundones” presuman que el diálogo es una de las
principales armas para la solución de traídos y llevados conflictos. La gente
no quiere artimañas ni jaladas o echadas, sino soluciones palpables.
El
escenario se va convirtiendo en un palenque gallero en el que todo contendiente
se vuelve protagonista, y cualquier mediocre apuntador, en amarra-navajas.
El
dueño del changarro –así le vamos a poner con todo respeto al jefe del
ejecutivo- sigue adoptando la postura de gallero profesional, y ni tan siquiera
barrunta bajar la guardia, le apuesta toda la talega al gallo de piquete corto
que trae en las manos, y lo muestra a la gallada -compuesta por diversas clases
de animales finos y corrientes, de pelea, chinampos, gallo-gallina, cola larga,
barbones, espolonudos, picudos, huevudos, mañosones, chaqueteros, chapulines y
sin faltar, los de prosapia y nobleza, que son pocos pero de ley--… con esa
seguridad que da el tener la cuchara pozolera en la mano…
Existen
los que llevan tantas peleas que ya no tienen donde les acomoden la navaja, pero
siguen siendo giritos, aunque viejitos que no dejan de mostrar o demostrar que
les sobra cuerda y que todavía quieren pelea –a pesar de que ya han visto pasar
sus mejores tiempos-, están clasificados como los de “espolón caído” pero que
le sobra pico… y si no la hacen personalmente elaboran el “cuajil” para sus
propios gallos…
El
asunto es que en este palenque de rancho las cosas no se van a acomodar para
que el respetable se arrellane en sus asientos cómodamente a disfrutar de un
verdadero espectáculo. Todo mundo sabe de qué pata cojea cada uno de los gallos
y también les conoce sus perfiles desde cuando andaban en los mismos
gallineros, pero engordaban panzas en
lugar de entablar peleas de cartel. Por eso la función será de pura
cacareada.
Los
colores de las divisas siguen siendo los mismos, y la pelea que buscan los de
pico largo, es por mejorar sus bolsillos, sus abultadas cuentas de banco, sus
posesiones y sus distracciones báquicas y amorosas… Porque no hay gallo que no
sea enamorado… aunque sea de otro… del
mismo género…
En
fin, Juan Pueblo, nomás de lejos se asoma a la palenqueada, y los que se arriman
nada más lo hacen para ver qué sacan… Nunca para apostar ya que los encuentros
–a ojos vistos- están arreglados.
No
hay lucha frontal –aunque quieran hacer aparecer como tal- solamente picotazos
y escarceos… La publicidad es “jiribillosa” y le meten lana sin tacañería, al
fin y al cabo no es de ellos sino de la misma mata. Los publicistas muy orondos
y lirondos les siguen el juego y –como “a río revuelto ganancia de pescadores”-
pues gozan su matinée engordando caldos y repletando carteras, cobrando en
dólares.
Lo
bueno sería una pelea sin tanto rebumbio, sin grandes cantidades de anuncios.
Derecha y sin trampas. A calzón quitado. A cabronazo limpio.
Los
que le tiran al tricolor, que lo hagan sin utilizar denostaciones y
corruptelas. Los que le van a los otros colores, igual… No se trata de herir,
menospreciar, difamar… Cada quien que haga notar sus programas, proyectos y
promesas.
Por
otra parte nadie niega que dinero para las apuestas internas hay, habrá y
seguirá habiendo; el asunto de esta nueva lid es a ver quién continuará
adjudicándoselo. Los gallos estarán en la arena hasta que uno de los dos,
cierre el pico… Se calienta la sangre en el palenque, pero no llegará al río,
aunque los amarradores de la pluma quisieran que los chorrillos llegaran a la
mar… En estos si opera el río revuelto…
Control…
Señores… Control… que para todos hay… Nomás que no arrebaten… los –uleros…
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