Líneas
Por: José Ma. Narváez Ramírez.
A pesar de que la parada de ayer
fue una muestra intimidatoria del dizque poder policial en lugar de haber sido
un desfile militar, nuestra gente no hizo más que asistir a presenciar el “tradicional”
del 16 de Septiembre, y lo que sí pudimos escuchar fueron los comentarios
generales de los ciudadanos (los del pueblo no los del gobierno) de que ¿a qué
apestarían los policías con este calorón y ellos portando tan gruesos y
engorrosos uniformes y botas de invierno? Y todavía traían mangas largas… y
cubiertas las caras con trapos negros…
La
comparación con el de la capital fue –guardadas las distancias- kilometralmente
muy diferente, porque quienes lo vieron por televisión, nos dijeron que aquel
fue muy vistoso y pleno de orden, disciplina y uniformidad, no como el de acá
del rancho: “como si estuvieran queriendo presumir altaneramente de terrorismo
policial”.
Pero
dejemos a don Roberto que siga cometiendo esa sarta de errores en lo que respecta
a la prepotencia y presunción de un poder que está realmente lejos de proponer
soluciones a los grandes problemas por los que atraviesa su estado, y que
continúe enseñando las orejas por su empecinamiento en dejarse llevar por sus
más cercanos enemigos: los propios consejeros. (Ahora resulta que están
equivocados los “gatillos”, no los gatos de arriba).
Ahí
tienen al secretario de gobierno despotricar “que las huestes de Águeda tendrán
que acatar las disposiciones del gobernador y parar sus demostraciones que están adoptando para exigir los pagos que
les adeudan, y que tienen que someterse al aumento que se les señaló porque de lo
contrario llevarán al gobierno a la quiebra. Pero en ningún momento aluden el
cobro exagerado de los sueldos y las prestaciones que se autorizan los
funcionarios públicos, asignados como si fueran senadores del gobierno de los
Estados Unidos…
Y
aducen que con los paros de los burócratas provocan serios disturbios a los
ciudadanos nayaritas, como es la no recolección de la basura ocasionando el
taponamiento de las alcantarillas y otros “abusos” que debieron ser corregidos
con antelación y no son causales.
El
punto es que hoy se realiza el cambio de gobierno municipal en las 20 entidades
y en la mayoría se arrastran deudas que en algunos casos -como Tepic-
sobrepasan los 800 millones de pesos o más… ¿Por qué dejaron que esta deuda se
fuera hacia las alturas si ya sabían que no iban a contenerla? ¿Quién es el
causante directo de ella? ¿Por qué no aceptan su culpabilidad quienes manejaron
abiertamente los millones en campaña y ahora se desligan de responsabilidad
alguna?
¿Qué
no son estos funcionarios los que puso el pueblo y quienes deben responder por
los desfalcos? Porque parece que están jugando al “tu la tráis” y se pintan
como blancas palomitas, sin dar color cuando menos en los dineros del SUBSENAY…
¿Qué van a hacer con los proveedores?
No
señores, la cosa es más seria que jugar a los gritos, a los desfiles, a las
“grandes obras” (buenas para maquillarlas) y a tapar los baches con la pala
empuñada por el mandamás, se trata de los billetes del pueblo, y que respondan
por el destino que se les dio. Porque aquí hay una cabeza responsable y si hizo
mal uso de la lana, tiene que regresarla y recibir su castigo y punto.
Mañana
amanecen presidentes municipales ejerciendo sus nuevos cargos ¿pero los que se
van hinchados de dinero, se van a largar lisos? ¿O los que se quedan en las
esferas más altas de gobierno, se van a mostrar callados ante tamaño fraude que
se supone cometieron? ¿Qué no se supone que el que calla se convierte en
co-partícipe?
¿Pues
luego donde vivimos? ¿Qué creen que estamos en una tierra donde se pueden
cometer tamañas corruptelas? DESGRACIADAMENTE PARECE QUE ESTÁN EN LO CIERTO… SE
SIGUEN COMETIENDO Y NADIE DICE NADA…
Pero…
Control… Señores… Control… que la función continúa y aquí no se ha quebrado
ninguna taza ni cada quien se va para su casa… “Aquí tejones, porque no hay
liebres”… Se dejó venir el cambio.
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