Líneas
Por: José Ma.- Narváez Ramírez.
Pues no señores, no se trata de
una dama que se nos haya puesto muy trabajosa para la conquista y que se “casque”
los moños durante un buen tiempo, para de pronto hacerse la facilita y permitirnos
llegar más allá de los límites de la razón, y entregarnos la prueba de amor que
todos les pedimos –siempre y cuando no haya de por medio un papel signado por
el juez del registro civil o de Banco- y todo arreglado…
Se
trata nada más y nada menos que de los sueldos y aguinaldos que desde unos días
para acá están recibiendo (los suertudos que tienen trabajo) y proceden a
gastarlo de inmediato encandilados por las ofertas de todos los días en las
grandes tiendas de auto-servicio, y las vendimias que se colocan
estratégicamente al paso del peatón ofreciendo todo lo que usted pueda imaginar,
para hacer que se les afloje el codo y se gasten en un santiamén lo que con
mucho trabajo fue reunido por la misma gente a través de sus impuestos, y que
–con todo derecho- el usuario va a derrocharlo en un abrir y cerrar de ojos.
Con
toda seguridad que no piensa en los consejos del abuelo cuando le está friega y
friega machacándole que ahorre, que guarde lo que pueda para capotear los
primeros días del año venidero y llegan las vacas flacas a hacer de las suyas
en los presupuestos familiares.
Pero
¿quién va a pensar en esas nimiedades? ¡Hay que comprar todo lo que nos vendan
y si nos hace falta, utilicemos la tarjeta de crédito o gastemos la cundina… o
al cabo las casas de empeño van a abrir los días críticos y nos iremos a hacer
fila india para conseguir la lana!
Dicen
que para el mes de enero se vienen los inicios de una inflación marca “chamuko”
y que va a haber más escasez de empleo, que la laniza de los pensionados y
jubilados va a sufrir un decremento considerable, que los impuestos se van a ir
a la estratósfera y que los trabajadores empezarán a ocupar las filas
interminables de desempleados, mientras la gasolina y el gas subirán de precio
y los artículos de la canasta básica –especialmente la tortilla, el pan y la
leche- se irán a las nubes… El devaluado
peso mexicano se lanzará al mercado con un tamaño igual a las actuales monedas
de diez centavos y los compañeros lo seguirán en desigualdad con los estándares
de vida.
Aunque
la verdad no creemos que esta situación sea aguantada por los mexicanos que
trabajan en el campo y en la ciudad, y las autoridades tendrán que implementar
otras estrategias más creíbles y confiables, porque la situación está como se
dice coloquialmente: que temor-diera…
Estamos
en los umbrales de las fiestas de las posadas, la Navidad y la despedida del
año… hay que recibirlas –las primeras- y despedirlo el segundo- como Dios Baco
manda, entre las voluptuosidades de “Venus y Citeres”… como dice la canción
“Perfume de Gardenias”… Que la cuesta de enero está “lejana” y ya veremos como
la sorteamos… Mientras… Control… Señores… Control… ¡Que viva el chúpe sostenido
y que se acabe la vida detrás de las bebidas…! ¡SALUD!
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