Líneas
Por: José Ma. Narváez Ramírez.
Dicen los que saben, que es
inútil pretender que un hombre cumpla lo que ha prometido cuando estaba
locamente enamorado, borracho o en pos de un cargo público.
Aquí
entran nuestros flamantes diputados que de pronto nos encontramos de buenas a
primeras ocupando un escaño en la
Cámara , sita en la céntrica calle México esquina con Allende,
de esta ciudad capital.
Y
nos acercamos al señorial inmueble con
el firme propósito de que alguien nos explique qué hacen en ese hermoso recinto, las damas y caballeros
que hoy componen la nueva hornada de legisladores comandados por el Diputado
Segura, y divididos en varias Comisiones en las que se desempeñan
brillantemente, mientras hacen sendas declaraciones a los medios escritos, a
los hablados y a los que proyectan voz e imagen en las pantallas chicas,
diciendo lo adelantado, o como van sus gestiones en varios asuntos determinados
relacionados siempre con la política y el pueblo –que a fin de cuentas es el que
les paga y es a quien representan-.
Estudian
un sin fin de casos que en cada sesión deben abordar, esclarecer, acordar o no
aprobar, haciéndolos que permanezcan en status quo. Porque a veces tienen la
minuta de la ley en cuestión, y puede pasar hasta un año y, ya sea por flojera
o es que simple y llanamente no la quieren revisar, y la relegan al “cajón del
archivo”.
Pero
hay algunas leyes que de repente aprueban con unas cuantas leídas y salen a la
luz pública tan rápido como ipso facto les envían. Otras requieren un espacio
de tiempo mayor y se hace necesario el consenso general para darlas por hecho,
como suele suceder “en tiempo y forma”. El problema es que los diputados
necesitan un tiempo específico para legislar, y una forma para dar por aprobada
tal o cual ley que se supone beneficie a sus representados.
Ahora,
no sé a ciencia cierta cuánto gana un legislador mensualmente, pero para
determinar esto se tienen que conocer todos los fondos o mecanismos de auto
asignación de recursos, vía compensaciones y bonos extraordinarios. Ignoro que
sea posible saberlo a ciencia cierta. Ya me lo dirán ellos.
Lograr
poner de acuerdo a todas las bancadas es un valor político, es un hecho de
consideración política. Sin embargo, se da, sucede, y el fiel de la balanza se
inclina hacia determinado platillo en el que converge la mayoría.
Por
supuesto que estoy entendiendo que de ninguna manera es fácil ocupar un asiento
en el Congreso. Hay intereses y hay quienes tienen resistencias. Ya trepados en
la dinámica de las campañas, cuando analizan las promesas que hicieron a
quienes emitieron su voto por ellas(os), creo que la gente, los que los
eligieron y los que los están observando (los periodistas que emiten una
realidad objetiva) también tienen derecho a esperar que las cosas no se hagan fáciles,
sino que los diputados tienen el deber de generar la aprobación de los bienes
públicos que el país requiere. Porque por encima de todo está el bien superior
de la nación, que no solamente del estado y todos los demás intereses deben de
subordinarse.
Este
sería un tema de moral pública que tendríamos que atender. Recordemos aquel
anuncio: “Si las cosas fueran fáciles cualquiera las haría”. Pero aquí no se
espera que las haga cualquiera, sino los legisladores; ese es –creo- su trabajo,
su conocimiento, su dignidad, sus valores, y su responsabilidad… con esto hacen
frente a sus funciones como legisladores.
El
que es demócrata, cree que los partidos políticos son vehículos, no son fines.
Y los partidos políticos tienen que seguir siendo vehículos para llevar a los
mexicanos y mexicanas a los cargos tanto de función legislativa, función
administrativa y también –eventualmente- para estar proponiendo a través de la
ley, la actuación misma de los responsables de la justicia, muchas de ellas –la
mayoría- muy respetables, y decir que sus intereses son de partidocracia, como
que no me checa. Por eso es que no estoy de acuerdo con el término, sino con
que tengan algo que ver aquí los partidos.
Control…
Señores… Control… Puedo señalar que hay muchos intereses que se tocan sin
llegar al Congreso –ya ven la
Carta que envió Cuauhtémoc Cárdenas al PRD solicitando la
renuncia de la dirigencia nacional y que convoque a nuevas elecciones… o algo
así…-. Pero que los partidos se beneficien o se perjudiquen… como que no me
queda claro… Habrá que hacer una serie de entrevistas a las señoras y señores
diputados para esclarecer estas cuestiones… si nos dejan…
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