Líneas
Por: José Ma. Narváez Ramírez.
No, no podemos ni debemos echar
al cesto del olvido la criminal acción de las autoridades involucradas,
respecto al caso de los 43 estudiantes desaparecidos, aunque el procurador
Murillo Karam –con una sonrisa irónica- repita cien y mil veces que se ha
esclarecido el caso y que se condenará a los culpables.
La
más contundente respuesta a las declaraciones del funcionario es la quema del
portón del Palacio Nacional, hecho que pudiera calificarse de reprobable ¿pero
qué otro camino le dejan a la multitud enardecida, a la que inútilmente la
quieren calmar con placebos inservibles?
Los
caminos que probablemente desean seguir los inconformes con las autoridades,
son de absoluta lógica y razonables porque se basan en hechos dolorosos, que se
equiparan –pudiera valer el ejemplo- con las duras pruebas a que son sometidos
los mexicanos asediados por las reformas aplicadas convertidas en execrables
impuestos disfrazados con las promesas de un futuro promisorio, y la actitud de
conformismo que los legisladores vienen adoptando en las Cámaras, al aprobar
cualquier documento que les envían oficialmente.
Y
estas pruebas son las causales de la crisis imperante en materia del desempleo
que abate a México y lo sume en una pobreza extrema día a día, ya que las
soluciones no se ven por ningún lado; aunado a ello el caso asaz preocupante
del arrinconado salario mínimo, del que se sigue argumentando -como si fuera un
sainete- que desquiciaría la economía nacional y que es por demás tratar de
elevarlo a 200 pesos diarios.
No
son capaces de sacrificar las ganancias propias y las de (sus patrones) los
empresarios y “jefes” prestanombres que amenazan con irse a otra parte si
continúan con esas “pretensiones inauditas”.
Mientras
llega la danza de los millones en la entrega forzada de aguinaldos y sueldos
adelantados para celebrar las fiestas navideñas (porque México es un país
enfiestado por el gobierno “pan, atole y circo” todo el año), existe la
probabilidad de que el caso de los 43 desparecidos caiga en un receso cuando
más había tomado “aviada” y surge la pregunta obligada: ¿se irá al cajón del
archivo muerto y les bajarán los ánimos a los padres de familia y a los
estudiantes que venían protestando ardientemente?
Creo
que no, y esto me atrevo a afirmarlo por la llamada “graciosa huída del señor
del copetito” que montado en su carísimo avión de propulsión atómica partió a
lejanas tierras a recibir preseas y saludar de mano a otros similares… Esto da
pié para no cejar en el intento de luchar contra la represión y de seguir
presentando gáita contra los inservibles politiqueros que se sirven de los
puestos en lugar de servirle al pueblo, que en este caso y siempre: deben
servir a la Patria.
Control… Señores… Control… O caminan
por la derecha que les marca su deber, o se van a la tiznada por la izquierda,
que les marcará la propia gente…
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